Con la designación de Javier Fernández este martes como presidente del Principado de Asturias se cierra, hasta las próximas elecciones catalanas en otoño, el mapa del poder político autonómico. El cambio en las presidencias es sobre todo de rostros. Once nuevas caras que poco tienen que ver con las que hasta hace sólo un par de meses ostentaban la baronía autonómica en España.

Pese a la renovación de los barones de los partidos, todos los presidentes elegidos este año llevan entre 20 y 40 años en política activa, a excepción de Uxue Barkos (Navarra). Una carrera de fondo que, en el caso de los más jóvenes, comienza en las juventudes de los partidos.

Así, Fernando Clavijo (Canarias), Pedro Antonio Sánchez (Murcia) o Susana Díaz (Andalucía) –nombrada tras el 24-M, 83 días después de las elecciones en Andalucía– se adentraron en la vida política con un primer pie en las ramas juveniles de sus partidos. Algunos, como Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), compaginaron además los estudios universitarios con puestos de responsabilidad pública.

La vocación política es innata, llega por tradición familiar –como ocurre con Francina Armengol (Baleares), que siguió los pasos de su padre, primero en la farmacia y después en el Ayuntamiento de Inca– o la contagian los amigos. Por amistad fue como Guillermo Fernández Vara (Extremadura) se afilió a un partido. Su cercanía con Antonio Hernández-Mancha, otro extremeño amigo de la familia durante su estancia en Córdoba, le animó a hacerlo con Alianza Popular. Años más tarde, Hernández Mancha fue su secretario general. Sin embargo, otra amistad, en este caso con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, entonces presidente de la Junta de Extremadura, le empujó a unirse al PSOE a su regreso a Badajoz. Ambos amigos compartieron equipo de Gobierno durante más de 10 años.

También fueron mentores como Ibarra otros expresidentes como Antonio Griñán y Manuel Chaves con Susana Díaz –Chaves acudió a la boda de la entonces concejala de Sevilla– o Ramón Luis Valcárcel, que fichó para su gobierno en la Región de Murcia a Pedro Antonio Sánchez, ahora presidente. Emiliano García-Page pasó 10 años bajo el mando de José Bono, de los cuales 8 fue su consejero portavoz en la Junta de Castilla-La Mancha.

Por su parte, algunos de los más veteranos llevan desde las primeras o segundas elecciones ocupando cargos públicos. Con los años aprendieron a simultanearlos. Javier Lambán (Aragón) compaginó la alcaldía de Ejea de los Caballeros (Zaragoza) con la presidencia de la diputación provincial; Ximo Puig (Comunidad Valenciana) dividía su tiempo entre la alcaldía de Morella (Castellón), la actividad de las Cortes Valencianas y su puesto como vicepresidente segundo de dicho parlamento autonómico; y Javier Fernández (Asturias) partía su dedicación entre el Senado y la Junta General del Principado.

Asimismo, José Ignacio Ceniceros (La Rioja) simultaneó el Senado con su papel como diputado en su parlamento autonómico. Tras su etapa como senador, Ceniceros encontró acomodo en el Parlamento de La Rioja, que presidió durante 16 años. El único cargo que ostentó fuera de la sede le duró apenas unos días: el pasado 13 de julio juraba el cargo de alcalde de Villoslada de Cameros para dimitir poco después ante la renuncia a la presidencia de su predecesor, Pedro Sanz, y tras ser señalado como la alternativa del Partido Popular. La suya fue una experiencia fugaz como edil debido a la incompatibilidad de los cargos.

Por otro lado, Cristina Cifuentes (Comunidad de Madrid) coleccionó diferentes puestos en consejos de administración o asambleas generales mientras era diputada en la Asamblea. Telemadrid, Caja Madrid y el Canal de Isabel II constan en un expediente eclipsado por su paso por la Delegación del Gobierno de Madrid.

Otro viejo lobo, que fundó su propio partido en 1978 y con el que gobernaría 25 años después, es el mediático Miguel Ángel Revilla (Cantabria). 37 años después de crear el Partido Regionalista de Cantabria, Revilla vuelve a ser nombrado presidente del gobierno cántabro, puesto que ya ejerció entre 2003 y 2011.

Los tres Juanes

Por último, los tres presidentes más veteranos que han revalidado su cargo en las elecciones de mayo lo hacen por quinta legislatura consecutiva. Se trata de Juan Vicente Herrera (Castilla y León), que sucedió en 2001 a Juan José Lucas, llamado a ser ministro del Gobierno de Aznar; Juan Jesús Vivas (Ceuta), que accedió a su posición como alcalde-presidente tras una moción de censura en 2001; y Juan José Imbroda (Melilla), que comenzó a dirigir la Ciudad Autónoma tras otra moción de censura, en su caso en el año 2000.

En Melilla se inició entonces un periodo liderado por la familia Imbroda. El primo del presidente, José Imbroda Domínguez, empresario y político melillense, participó en varias empresas públicas y mixtas como consejero. Mientras, su hijo José Juan comenzaba su carrera como director general de diferentes consejerías de la ciudad autónoma.

En la última legislatura, Paqui Conde, número 20 en la lista electoral del Partido Popular de 2011, consiguió un puesto en la Asamblea de Melilla tras la renuncia de cinco diputados en 2012 y fue nombrada consejera de varias empresas con participación municipal. Conde es la mujer del presidente Imbroda. En estas últimas elecciones, Paqui Conde se quedó sin puesto como concejal pero, por decreto del presidente, fue nombrada viceconsejera de Acción Social en la Consejería de Bienestar Social el pasado 20 de julio de 2015.

Por si fuera poco, Blas Jesús Imbroda, decano del Colegio de Abogados de Melilla y hermano del presidente, consta como secretario ejecutivo del PP local en su página web. 15 años de gobierno Imbroda que dan para un capítulo aparte.

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