El fiasco de Bankia vivió uno de sus días gloriosos el 25 de mayo de 2012, cuando 16 de sus 18 consejeros presentaron una dimisión pactada en bloque. La idea a transmitir era que, después de recibir una inyección de dinero público, se acababan las mamandurrias en la mega caja de ahorros: sus miembros tenían que ser profesionales, ahora sí. Y no precisamente de la política. ¿Y hasta entonces? ¿Quiénes eran esos 18 hombres y mujeres?

El partidismo con el que se reparten sillas en las mesas de los organismos más importantes del país, aquellas considerados independientes por ley, también se trasladó a las cajas de ahorros. Empezando por la cúspide de la entidad, Rodrigo Rato, ex ministro de Aznar que estuvo al frente del Fondo Monetario Internacional y que, tras su dimisión -unos días antes, el 9 de mayo de 2012- no ha tardado en encontrar cobijo. Primero Telefónica y luego en el Banco Santander, para el que ya había trabajado antes de su aventura bankera, le nombraron asesor. El mismo día que Rato abandonó el barco lo hizo su número 2, José Manuel Fernández Norniella, que antes de presidir la empresa Ebro Foods había sido diputado del PP y secretario de estado en el gobierno de José María Aznar. Además, fue socio de Montoro.

Aunque el rey y la reina estuvieran asignados, el PSOE también colocó sus fichas en el tablero. El socialista Antonio Tirado había sido alcalde de Castellón en los 80 y Virgilio Zapatero (que llegó desde su puesto de vicepresidente de Cajamadrid), además de diputado del grupo socialista durante 17 años, fue ministro y secretario de estado durante el gobierno de Felipe González. Además de exconsejero de Bankia, es uno de los patronos de la fundación Pablo Iglesias, vinculada al PSOE.

Hasta Izquierda Unida pudo colocar un alfil en el consejo de Bankia, José Antonio Moral Santín. No era la primera vez que el diputado de la asamblea de Madrid conseguía hacerse hueco en un órgano vinculado a la administración, ya que llegó a ser presidente de Telemadrid. Otros dos consejeros contaban en su CV con altos cargos de designación política antes de llegar la entidad: Juan Martín Queralt, que fue director general de tributos de la Generalitat Valenciana en los 80 y ahora es vocal de un órgano asesor dependiente de la misma administración autonómica; y José Manuel Serra Peris, que fue secretario de estado con Aznar y que ahora es vicepresidente del Canal de Isabel II.

Junto a estos bankeros por escaño se sentaban algunos empresarios bien colocados, la mayoría procedentes de la rama valenciana de la entidad, como Francisco Ros García, consejero delegado del grupo Ros Casares y presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en Levante; Francisco Pons Alcoy, presidente de Importaco, que lideró la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) y, tras Bankia, fue designado consejero de Iberdrola; y Alberto Ibáñez González, consejero en Inmobiliaria Colonial. En la representación empresarial no podía faltar Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, presidente de la CEIM y del grupo de restauración Cantoblanco. Ni Javier López Madrid, yerno de Juan Miguel Villar Mir y miembro de la saga.

Directamente de las cajas fusionadas llegaron consejeros como Josep Ibern (Caixa Laietana), Álvaro de Ulloa y Atilano Soto Rábanos (Caja Segovia) y Francisco Verdú Pons (Banca March). Este último se mantuvo en Bankia tras el lavado de cara, al lado de Goirigolzarri, hasta junio de 2012. La superentidad también contaba entre sus consejeros con la catedrática de Economía Araceli Mora Engídanos y Juan Llopart Pérez, presidente de la comisión ejecutiva del Grupo Zeta y, hasta 2009, consejero de El Terrat.

Esperanza Aguirre (entonces presidenta de la Comunidad de Madrid) e Ignacio González (vicepresidente cuando se creó Bankia) tenían la suerte de poder analizar los tumbos de la entidad en las comidas familiares. El primo de la presidenta, Claudio Aguirre Pemán, era uno de los consejeros mejor valorados por los analistas. Su curriculum incluye altos cargos en Goldman Sachs y Merril Lynch. Es consejero de Endesa Gas y Vocento.

La familia de Ignacio González contaba, además de con una consejera (Carmen Cavero, ya fallecida y cuñada del ahora presidente madrileño) con el director de la división de energía, tecnología e infraestructura de Bankia: el hermano de Ignacio, Pablo González, que dimitió de la mano de Rato el 9 de mayo de 2012.

Todos ellos, excepto Aguirre, Queralt, Ulloa y Zapatero, están imputados en la causa abierta en la Audiencia Nacional por estafa, apropiación indebida y falsificación de cuentas.

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